Publicado 20 Mar 2024 20:46 | Actualizado 20 Mar 2024 21:03

Se estrena en solitario después de que el trío dejara un hueco aún por llenar: «Es como querer crear un refresco de cola estando la Coca-Cola»

El actor Carles Sans, una de las tres patas del banco que sujetó a Tricicle durante más de 40 años, llevará su espectáculo ‘Por fin solo’ a las tablas del toledano Teatro de Rojas, un pase de 90 minutos en el que hilvana las anécdotas de toda una carrera dedicada al espectáculo, con la novedad de una voz inédita y desprendido de sus dos compañeros, que en todo caso viajan en su maleta para salpicar las vivencias que ofrecerá al público.

En entrevista con antes de llegar a la capital regional, Sans ha confesado que no tenía ninguna intención de retirarse del oficio una vez que los tres mitos se pusieron el punto final «para que cada uno pudiera hacer lo que más le apeteciera».

«Paco dirige y escribe, Joan es director de un cabaret en Ibiza, y a mí se me ocurrió continuar. Y no tenía claro qué hacer hasta esta idea maravillosa de contar anécdotas vividas de Tricicle, todas locas, todas reales», desgrana el actor, que celebra un éxito cosechado en los últimos dos años que no se esperaba.

En el proceso de creación, las historias que contar rebosaban el guión y, según admite tuvo que «recortar» para lograr una duración canónica. Aunque ha sido el paso del tiempo el que a fuerza de vivir dibujó el boceto de esta obra, no ha sido fácil, ya que «había que añadirle la gestualidad» como hilo conductor.

Ahora, quien vaya al Teatro de Rojas, si ya ha vivido la experiencia Tricicle «verá mucho más Tricicle», aunque no será necesario tener el carné de fan para reírse.

Carles Sans se desprende del teatro puramente gestual y deja paso a su poderosa voz, que forma un matrimonio sólido desde el escenario donde defiende 90 minutos de retales de su vida.

Un camino, de momento de ida, que tal y como asegura sería «más difícil» de tránsitar en sentido contrario, ya que la técnica del gesto «es muy particular y hay que saberla dominar bien».

«Hay muchos actores muy buenos en un texto, que utilizan bien el cuerpo, pero el gesto es una técnica diferente. Son dos mundos distintos», precisa el actor.

Sans, preguntado por la falta de aprendices del oficio que inventó junto a sus tres compañeros, cree que es «un misterio» que se explica por lo particular de la técnica que han dominado durante cuatro décadas.

«Es como si ahora alguien quisiera crear un refresco de cola… Estando la Coca-Cola, es difícil. Pero me hubiera encantado tener sucesor», ha afirmado.

En todo caso, la siguiente pantalla después de Tricicle ha sido «arriesgado» tras el éxito que le precede. «La gente pensaba que esto no iba a ser como siempre había sido, pero el público sale tan contento como antes».

Una puesta en escena pergeñada por el catalán y arropada por la mano de José Corbacho a la dirección. «Necesitaba alguien que orientara, que supiera decirme desde fuera. Y con José fue todo un acierto. Me ha sido muy útil».

En un contexto en el que se multiplican las formas de hacer humor a la misma velocidad que las formas de entenderlo, Carles Sans se reivindica en su atalaya de humor blanco.

«Siempre hemos hecho el humor que nos gusta hacer y hemos llenado teatros durante 43 años. Un humor que me divierte. Al fin y al cabo, no sé si es cuestión de modas, pero hay humor para todos los gustos. Hay estilos, modos, maneras… y público para todo», ha afirmado.

Con una paleta de colores que pintan el humor del blanco al negro pasando por «el amarillo», Sans ha defendido que «hay uno universal, el que te hacer reír a partir de lo que le pasa al vecino».

«Es el humor que se ha hecho siempre. Retratar con ternura a seres que pretenden aparentar una cosa y ser otra distinta. Seres con sus debilidades, que son, al fin y al cabo, a los que reconocemos», ha detallado, apostando por esta fórmula frente a los que hacen humor «poniendo el dedo en la llaga».

Sans ya tiene todo preparado para dar dos pases en el Teatro de Rojas de Toledo este viernes 22 y sábado 23 de marzo, donde llega «estimulado» por enfrentarse a un público experimentado en un humor castellanomanchego, que se ha reído con José Mota, con José Luis Coll o con los chanantes.

«Eso me da más ganas de hacer reír. No temo por eso, tengo un material en el brazo ya cotejado», dice al respecto, confiando en que el rodaje de dos años de este espectáculo es su mejor aliado para conseguir el triunfo del aplauso.

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