Publicado 6 Mar 2024 06:29 | Actualizado 6 Mar 2024 06:32

El presidente de Reporteros Sin Fronteras, Alfonso Bauluz, ha puesto el acento en la precariedad con la que el periodista Ricardo Ortega viajó como ‘freelance’ a cubrir el golpe de Estado en Haití tras desvincularse contractualmente de Antena 3 dejando la Corresponsalía de Nueva York. «Era un gran periodista y lo que quería era estar donde estaba la historia, no me sorprende lo más mínimo. Otra cosa es que no tuviera que haber viajado en esas condiciones», critica 20 años después de que una bala de procedencia indeterminada y achacada a un «fuego cruzado» entre militares estadounidenses y rebeldes haitianos acabara con su vida.

En declaraciones a , ha recordado un correo electrónico pocas horas antes de su muerte donde hablaba de la esterilla donde había dormido esa noche, como punto crítico a la situación de los reporteros por cuenta propia. «Se sabe que el periodista que trabaja para una gran cadena es el que duerme en la cama y el ‘freelance’ el que duerme en el suelo. Todos hemos tenido colegas durmiendo en el suelo de las habitaciones de los hoteles que hemos compartido».

Entiende que en marzo de 2004, podría decirse que Ricardo Ortega estaba «abandonado» pese a haber «brillado allá donde había trabajado», con un oficio que le llevo a despegar «su capacidad de una manera arrolladora».

«Pero en aquel momento, digamos que estaba en una posición de vulnerabilidad profesional y esa vulnerabilidad le costó la vida», lamenta dos décadas después.

Una vez en la isla, «la situación era complicada», con las tropas estadounidenses tomando partido para derrocar al Gobierno de Aristide, y Haití «no es uno de los lugares más fáciles del mundo» para «hacer pesquisas e indagaciones» y poder dilucidar quién fue el autor del disparo que acabó con su vida.

Uno de los principales problemas que afronta la organización que preside «es la impunidad» ante este tipo de sucesos, sobre todo en un contexto en el que «no queda claro si ha habido una deliberada voluntad de asesinar al periodista».

Para evitar que sigan cayendo compañeros en el frente, desde Reporteros Sin Fronteras «se ha invertido mucho esfuerzo y trabajo en mejorar la conciencia de la necesidad de seguridad» de los profesionales que se desplazan a lugares de conflicto, pese a lo cual nunca puede asegurarse que no vaya a haber «una fatalidad».

Si dos décadas después Ricardo Ortega siguiera en activo, «estaría reporteando», pero «seguramente, no en un gran medio», con su forma de trabajar «muy particular».

Comparte esta noticia en tu red social favorita



CUENCA