Investigadores de Loyola defienden que el impacto «negativo» de repetir curso se mantiene «años después»

Publicado 3 Jul 2025 13:04

SEVILLA 3 Jul. –

Los investigadores de la Universidad Loyola en Sevilla del grupo de investigación de Economía del Comportamiento (Loyola Behavioral Lab) han realizado un nuevo estudio en el que apuntan que la repetición de alumnos en secundaria «no solo tiene escasos beneficios académicos», sino que además, «rompe los vínculos sociales de los estudiantes, aislándolos y haciendo más difícil su día a día en clase».

Según ha informado el centro universitario en una nota de prensa, el estudio ‘La repetición perjudica la inclusión social en la escuela’, publicado en la Revista de Educación, reabre el debate de si «repetir curso ayuda al alumno o le hunde más».

Asimismo, esta investigación llevada a cabo por los profesores de la Universidad Loyola, Pablo Brañas-Garza y Diego Jorrat, ha apuntado que «repetir curso daña profundamente la integración social de los estudiantes y este impacto negativo se mantiene incluso años después», lo que calificado como «preocupante».

El estudio ha analizado la situación de más de 5.000 adolescentes en centros escolares españoles, a partir de los datos recogidos en el proyecto TeensLab, que ya ha abordado previamente cuestiones como el acoso escolar y la exclusión social en las aulas.

El equipo de investigadores ha establecido comparaciones entre repetidores y compañeros no repetidores que poseen las mismas características académicas y personales, lo que podría denominarse como «gemelos estadísticos». La conclusión del estudio es que los alumnos que repiten son «menos populares, tienen menos amistades de calidad y aparecen más en en redes de enemistad dentro del aula», lo que contribuye a no formar parte de un grupo cohesionado y que sus «enemigos» formen una especie de «clúster de odio que intensifica el aislamiento social hacia la persona repetidora».

En la nota emitida por la Universidad, el estudio ha reflejado que con el tiempo «la situación mejora en parte», porque, los antiguos repetidores «acaban recuperando un poco de popularidad aunque, el resto de los efectos negativos, se mantienen casi intactos».

La conclusión que establecen los autores es que «la repetición escolar destruye el capital social del estudiante, un daño que no se repara con el paso del tiempo» y se asume que la experiencia de repetir «deja una huella duradera».

Aunque en ocasiones se presenta como una medida para «dar otra oportunidad» académica, los datos recabados ponen en duda esta lógica poniendo en el foco las consecuencias sociales invisibles que marcan el futuro del alumnado. Ya se hablaba de que repetir «no mejora el rendimiento a largo plazo» y que puede aumentar «el riesgo de abandono escolar», según estudios previamente realizados.

En palabras de los autores, «la repetición impone un coste emocional y relacional que no siempre se ve, pero que condiciona profundamente la vida escolar de quienes la sufren».

Este proyecto cuenta con la financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación y la Junta de Andalucía y sugiere que las autoridades educativas deberían repensar el uso de la repetición como herramienta pedagógica. «A los costes económicos y logísticos que ya se conocían –más recursos, aulas sobrecargadas, retraso en la inserción laboral– se suma ahora un coste social profundo: los repetidores son, en muchos casos, alumnos que acaban más solos, más rechazados y con menos herramientas para salir adelante», han señala.

Finalmente, TeensLab, también ha tratado fenómenos como el bullying y la exclusión en redes sociales y confirma con este nuevo trabajo que las dinámicas sociales en el aula pueden ser «igual de importantes que las calificaciones».

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