AMP.- Trib.- Rebajan a 12 años la pena para el acusado de asesinar a un varón en Ugena por confesar y reparar el daño

Publicado 17 Nov 2025 17:12

· Fuente: Europa Press

El procesado admite los hechos: «Yo cuando me fui tenía claro que el hombre no iba a estar vivo» por la cantidad de golpes propinados

El fiscal ha rebajado de 20 años a 12 años y 6 meses de prisión la pena que pide para el acusado de matar a golpes y con descargas eléctricas de un taser a un hombre de 67 años en Ugena (Toledo) el 23 de febrero de 2021. Le aplica la atenuante de confesión y de reparación del daño, ya que ha quedado acreditado que el procesado ha consignado 6.000 euros en concepto de responsabilidad civil.

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Toledo ha acogido este lunes el juicio, con jurado popular, contra a A.K.S, quien durante la vista oral ha reconocido su participación en los hechos, en los que también participó una menor de edad, su novia, que ya fue condenada, y R.E.G., para el que el Ministerio Fiscal pide un año de prisión por un delito de encubrimiento, pero que al estar en paradero desconocido no ha podido ser juzgado.

El acusado ha explicado que conocía a la víctima, J.R.D, conocido como ‘Santiago el Abuelo’, de comprarle droga en su casa situada en la plaza Mayor de Ugena ya que era consumidor habitual de cocaína.

Ha asegurado que el 16 de febrero de 2021, días antes de los hechos que hoy se están juzgando, él tuvo una disputa con el fallecido porque fue a su casa a comprarle droga pero al darle menos cantidad que la que le tenía que dar, según el acusado, generó una discusión entre ambos. Apunta que la discusión no fue muy acalorada, y que, tras insistir en que le había dado menos cantidad de la acordada, se fue de la casa. «No hubo agresión ni nada», ha dicho.

Centrándose en el día de los hechos, el 23 de febrero, el acusado ha explicado que ese día volvió a la casa de ‘el abuelo’ para comprarle droga de nuevo. Fue acompañado de una mujer, que luego resultó ser menor de 18 años y su novia. Según ha manifestado, ella fue la que llamó al timbre de la víctima porque, según el acusado, si llamaba él podría ocurrir que el fallecido no le abriera tras haber discutido días antes.

A.K.S. no se acuerda de la hora a la que acudieron a la casa, ya que «iba un poquito mal». Tras llamar al timbre, el fallecido abrió la puerta y tras verle, según ha resaltado, ‘el abuelo’ se puso «un poco alterado», pero «no me agredió ni nada».

Ha sido en este punto en el que el procesado ha dicho que el taser utilizado en la agresión no era suyo, sino que era del fallecido, pues estaba dentro de la casa. Apunta que lo que él creía que era una linterna de «unos 17 centímetros», resultó ser un taser. Ha admitido que él cogió este dispositivo, que se encontraban al lado de un mueble, «para agredir» a J.R.D. porque «al lado suyo había una escopeta». «Me asusté».

Ha dicho que sólo usó el taser para «golpear» y que no se dio cuenta que la linterna llevaba añadido un mecanismo taser de descargas. El acusado ha relatado que cuanto entró en la casa, fueron hacia el dormitorio yendo detrás del fallecido. «Le golpeé de espaldas cuando él me habló fuerte, vi la escopeta y le empecé a propinar golpes. Pero él a mí no me agredió ni nada».

Tras reconocer que él estaba «alterado» porque «consumía mucho», ha indicado que los golpes que propinó los dirigió hacia la cabeza, y que cuando comenzó a agradir al fallecido, éste le dijo que le iba a matar.

«El hombre a mí no me llegó a agredir», ha insistido el inculpado en varias ocasiones de su relato. «Me acuerdo que yo le di en la cara. No sé si detrás había algún golpe, que seguramente sí, pero yo sé que le di en la cara», pero «hay cosas que no me acuerdo al cien por cien».

A.K.S., que no recuerda que él introdujera en la boca el taser al fallecido, sí que ha admitido que él sabía que podía matar al ‘abuelo’ por la cantidad de golpes que le había propinado en la cabeza. «Yo en un principio no iba a matarlo», ha subrayado. «Cuando me fui tenía claro que el hombre no iba a estar vivo».

Tras golpear «unas cuantas veces», el acusado cogió la escopeta porque, según ha contado, «estaba alterado y tenía miedo» y cogió el monedero que tenía cocaína. Tras huir de la casa del fallecido, él y su novia marcharon a la hípica porque ella entrenaba allí, donde también estaba el otro acusado R.E.G,. a quien A.K.S le dio la ropa con sangre, la escopota y el monedero para que deshiciera de todo.

Tras la declaración del reo, ha llegado el turno para los testigos. Entre ellos, ha tomado la palabra la primera persona que entró en la casa del fallecido al enterarse que llevaba tiempo sin dar señales de vida. Tras encontrar sangre en el portal, decidió tirar la puerta abajo y vio muerto al conocido como ‘el abuelo’.

Ha relatado que J.R.D. tenía el taser metido en la boca, un dispositivo que reconoció rápidamente porque él lo había visto muchas veces en casa de la víctima. «Se cebaron con él en el suelo», ha advertido este testigo.

La vecina de enfrente de J.R.D. solo llevaba viviendo en ese inmueble desde hacia quince días. La noche de los hechos, ha relatado que sobre las 2 ó 3 de la madrugada escuchó que alguien subía a la casa de su vecino. A los pocos minutos empezó a oír que se movían cosas y golpes por las paredes, pero no sospechó nada raro. Tras este episodio, oyó que se abría la puerta y varias personas «salían corriendo». Al día siguiente, vio la sangre en el portal, pero en un principio pensó que era pintura.

Otro de los testigos que conocía a R.E.G., acusado de un delito de encubrimiento, ha contado cómo éste le entregó «una manta con un objeto como si fuera un palo». Nunca le preguntó que era, ha dicho este testigo, quien, tras enterarse del asesinato de una persona en Ugena, comprobó que lo que llevaba en su maletero era una escopeta y una bolsa con ropa manchada de sangre. Objetos que tiró a un descampado y al lado de un contenedor. Todo ello se lo comunicó posteriormente a la Guardia Civil.

Efectivos de la Guardia Civil que también han declarado en este juicio, que estaba previsto se celebrara hasta al 21 de noviembre, han confirmado que la vivienda de la víctima era un apartamento con pocas dependencias y cuando llegaron el cuerpo estaba concretamente en el dormitorio. «Estaba tumbado boca arriba en el dormitorio». Han contado que había un gran desorden, mucha sangre por toda la habitación y la víctima tenía un objeto introducido en la boca, que finalmente resultó ser una linterna taser de las que emiten descargas eléctricas.

También han relatado cómo localizaron en un contenedor a la entrada de Carranque una bolsa de papel en el que había unas prendas de vestir que parecían manchadas de sangre y un monedero.

De su lado, los forenses han narrado que el dispositivo taser que el fallecido tenía introducido en la boca tenía 24 centímetros de longitud. Además, el resto de lesiones que tenía el fallecido eran compatibles con este dispositivo.

«Las únicas lesiones que se objetivaron fueron a nivel de la cabeza, cara, cabeza», han especificado los forenses, quien consideran que la víctima no opuso ningún tipo de defensa, ya que no existen lesiones que permitan pensar eso.

En la parte trasera de la cabeza había 16 lesiones, siendo prácticamente todas con carácter contuso, es decir, de golpe. Luego había otra serie de lesiones producidas con un efecto térmico. Los forenses han determinado que la muerte se produjo como consecuencia de las descargas eléctricas que recibió el fallecido.

Una vez concluido el juicio, el acusado se ha mostrado conforme con lo solicitado por el fiscal, quien ha modificado sus conclusiones para rebajar de 20 a 12 años y 6 meses de prisión la pena por confesión y reparación del daño. Tras entregarse el veredicto al jurado, ha comenzado la deliberación.

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