HRW denuncia que las elecciones en Burundi «carecieron de una competición política real»

Publicado 12 Jun 2025 15:24

· Fuente: Europa Press

La ONG apunta a un aumento de la represión contra la oposición y a las limitaciones a la libertad de expresión

La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este jueves que las elecciones legislativas y locales celebradas la semana pasada en Burundi «carecieron de una competición política real» debido a la represión por parte de las autoridades contra la oposición y las limitaciones a la libertad de expresión y la participación política.

«Los burundeses votaron en un ambiente carente de competencia política real, mientras el partido gobernante consolida aún más su poder», ha dicho la investigadora de HRW para los Grandes Lagos, Clémentine de Montjoye, después de que la comisión electoral anunciara la victoria aplastante del gubernamental Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia-Fuerzas para la Defensa de la Democracia (CNDD-FDD).

«En un contexto de creciente descontento por la profundización de la crisis económica y las deficiencias sistémicas en materia de Derechos Humanos, el partido gobernante no se arriesgó en las elecciones», ha manifestado, en referencia a que el CNDD-FDD se ha hecho con el 96,5 por ciento de los votos y la totalidad de los escaños.

HRW ha recordado que el partido gubernamental, en el poder desde el final de la guerra civil en Burundi en 2005, ha trabajado para «desmantelar» cualquier organización opositora relevante, incluido su principal rival, el Congreso Nacional para la Libertad (CNL), que, junto a otras seis formaciones, ha denunciado irregularidades durante la votación de la semana que viene.

La organización ha dicho haber contactado con activistas, periodistas y otros ciudadanos privados tras la votación, así como un miembro del ala juvenil del CNDD-FDD, conocida como Imbonerakure, sobre actos de intimidación e irregularidades durante el proceso.

Un residente en Bururi ha explicado que «los Imbonerakure estaban frente al colegio electoral diciendo a la gente que votara al partido gubernamental. «Todos los trabajadores del colegio electoral eran miembros del partido gubernamental. El propio jefe de mesa me dijo que votara por el partido gubernamental», ha agregado.

Así, personas entrevistadas en Buyumbura, la ciudad más poblada, y en las localidades de Cibitoke y Rumonge han descrito escenas similares. «Nos dijeron que hiciéramos todo lo necesario para asegurarnos de que la gente sólo votara por el CNDD-FDD», ha reconocido un miembro del ala juvenil del partido del presidente burundés, Évariste Ndayishimiye.

HRW ha puntualizado además que en algunas comunas el número de votos depositados superó al de votantes registrados, mientras que una coalición de medios que coordinó la cobertura de las elecciones, aparentemente bajo financiación del Ministerio de Comunicación, tuvo que enviar todo el contenido al equipo editorial central para censurar partes que no se ceñían a la narrativa oficial.

A ello se suma que la comisión electoral prohibió la participación de varios opositores en las elecciones, incluido el antiguo líder del CNL, Agathon Rwasa –un partido que sufrió una escisión después de que los tribunales respaldaran que el opositor no era el líder legal de la formación en medio de tensiones internas–, reduciendo las posibilidades de estos partidos.

El CNL fue acusado en enero de 2024 de colaborar con una organización terrorista, tras lo que la asamblea general del partido votó por apartar a Rwasa, una acción descrita como ilegal por el político pero respaldada por los tribunales. Además, una ley aprobada en abril del año pasado elevó los costes de registro para las elecciones e impuso un periodo de espera de dos años a aquellos que abandonaran un partido antes de poder volver a presentarse.

Además, las autoridades forzaron a la población a registrarse en el censo a finales de 2024, según testigos. «La población quería demostrar que no le veía sentido a estas elecciones e intentó boicotear el proceso de registro», ha dicho un hombre de Cibitoke. «Los obligaron (a registrarse), les impidieron acceder a mercados, centros de salud, servicios administrativos o ir al campo. Los Imbonerakure estaban por todas partes para intimidar a la gente», ha zanjado.

Por todo ello, Montjoye ha destacado que «la democracia de Burundi se ha visto socavada, con un partido gobernante que no rinde cuentas a su pueblo y se muestra reacio a tolerar la disidencia, incluso mientras crece la desesperación económica». «Sin una oposición creíble, estas elecciones solo consolidan aún más el autoritarismo y hunden a los burundeses en una profunda crisis de gobernanza», ha apostillado.

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