El pederasta de Valdeavero acepta 98 años de cárcel al reconocer sin un perdón los abusos a una decena de niños

Publicado 24 Sep 2025 12:43

«Es culpable. Es un pederasta y un cerdo con todas las letras», asevera la abuela de una de las víctimas

Cristóbal López, conocido como ‘El Toba’, ha aceptado esta mañana una condena de 98 años de cárcel al reconocer en el juicio que abusó sexualmente de una decena de niños en la frutería que regentaba en Valdeavero y en su propio domicilio abusando de la confianza que tenía con los amigos de su hijo.

El acuerdo de conformidad con la fiscal se ha alcanzado después de que el acusado manifestara esta misma mañana a su abogada su disposición a pactar, un extremo del que hasta ahora se había negado. Con ello, ha evitado que las víctimas tuvieran que rememorar lo vivido y ha dado lugar a que el juicio no se celebrará.

Los afectados, ya mayores de edad, habían trasladado a la Sala su voluntad de querer declarar sin biombo para verse cara a cara con su depredador sexual. La mayoría sigue en tratamiento psicológico por los abusos que sufrieron en su mayoría durante años.

Tras pedirle los magistrados que se quitara la mascarilla que le cubría el rostro, ‘El Toba’ se ha limitado a aceptar los 98 años de prisión que solicitaba la fiscal, pena a la que se han sumado las acusaciones particulares. En la sentencia que se dicte, constará que el máximo efectivo de cumplimiento serán veinte años de cárcel.

Las familias se han mostrado satisfechas y contentas tras declararse culpable. «Ya le podemos llamar pederasta», ha manifestado uno de los padres de las víctimas.

«Los niños van a escuchar o leer que han reconocido la culpabilidad, que todo era cierto y que jamás han mentido. Es culpable. Es un pederasta y un cerdo con todas sus letras», ha aseverado Nines, abuela de una de las víctimas, quien ha relatado que su nieto ha sufrido episodios de autolesiones, intento de suicidio e internamientos.

Por su parte, el abogado Juan Manuel Medina, que defiende a cinco familias, ha criticado que en instrucción no se acordara la declaraciones de los menores como prueba preconstituida.

En octubre de 2023, ‘El Toba’ fue condenado a 19 años de cárcel por una agresión sexual que cometió en agosto de 2022 a un menor de 15 años en su domicilio.

En enero de 2024, se enfrentó a otro juicio por otro caso de corrupción de menores del que salió absuelto. En la vista, aseguró que sus hijos o un amigo que les cuidaba le pudieron meter en un chat sexual con fotos de menores.

En este juicio, el fiscal mantenía que los abusos se cometían en la frutería que regentaba el acusado en Valdeavero o en su domicilio. Las víctimas, diez menores de entre 3 y 13 años, eran amigos de uno de sus hijos e hijos de su entorno.

El presunto pederasta fue detenido en diciembre de 2020 a raíz de una denuncia presentada por la madre de una víctima, que confesó los abusos pese a que el hombre amenazaba a los niños afectados.

Según las pesquisas de la Guardia Civil, ‘Toba’ aprovechaba que los menores entraban a la tienda donde les ofrecían golosinas, refrescos y bolsas de frutos secos gratis para así tocarles sus zonas íntimas metiéndole la mano dentro del pantalón.

En su escrito, al que tuvo acceso Europa Press, el fiscal relata que Cristóbal residía en el municipio de Valdeavero, donde regentaba, desde octubre de 2018, la frutería llamada KEAI sita en la Plaza Víctimas del Terrorismo de la misma localidad.

El acusado vivía en el municipio con sus dos hijos. Uno de ellos contaba en Valdeavero con un grupo de amigos con los que jugaba al fútbol y frecuentaba la plaza de la localidad donde se ubicaba la frutería de su padre, local que también era frecuentado habitualmente por la mayoría de los padres de los antedichos menores.

Por ello, el procesado mantenía una relación de amistad y confianza con la mayoría de los progenitores, relación que era «extensiva de alguna manera a los propios menores en base a la relaciones existentes entre estos y su hijo».

Aprovechándose de tales circunstancias, el procesado, movido por «una pulsión sexual depredatoria» hacia el grupo de amigos de su hijo, abusó de los menores. Según el fiscal, mostraba a los niños vídeos de carácter pornográfico para que aprendieran a mantener relaciones sexuales y les amenazaba con pegarles un tiro con una escopeta si contaban lo que sucedía.

A raíz de estos episodios, las víctimas han presentado problemas emocionales y sintomatología ansiosa postraumática compatible con una experiencia de abuso sexual infantil, llegando a padecer serios trastornos en el sueño y habiendo precisado tratamiento psicológico.

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