Actuaciones educativas de éxito en el CEIP ‘San Lucas y María’.

Publicado 12 Oct 2025 11:15

TOLEDO 12 Oct. –

El Centro de Educación de Infantil y Primaria ‘San Lucas y María’ de Toledo, que desarrolla desde hace años un proyecto de comunidad de aprendizaje, está en pleno proceso de búsqueda de personas voluntarias, necesarias para poder poner en marcha sus actuaciones educativas de éxito.

«La ilusión de estas personas hace realidad nuestros sueños. Sin ellas, la comunidad no puede continuar», ha declarado a Europa Press Elena Cabeza, jefa de estudios de este colegio toledano, él único público del Casco Histórico de Toledo.

En las comunidades de aprendizaje, las familias, los docentes y el resto de la comunidad en la que se ubica el colegio se convierten en agentes activos del proceso educativo, sin que el profesorado pierda su rol. Es más, el voluntario potencia las interacciones, algo que mejora la convivencia y el aprendizaje.

Para ello, cuentan con varias actuaciones de éxito que requieren de la participación de personas voluntarias, como son los grupos interactivos, las lecturas de pasillo o la biblioteca tutorizada.

Con los grupos interactivos, las clases se abren a la participación del voluntariado que apoya una actividad dinámica en la que se imparten contenidos académicos en formato lúdico. El objetivo es que el alumnado trabaje habilidades para la convivencia y la inclusión como compartir, ayudar y colaborar.

Mientras las lecturas de pasillo permiten al alumnado salir de clase para leer en voz alta junto a una persona voluntaria, la biblioteca tutorizada es la única actuación que se desarrolla dos días a la semana fuera del horario escolar ordinario, ofreciendo a los participantes apoyo para hacer tareas, reforzar aprendizajes o fomentar la interacción y la lectura compartida.

«La comunidad de aprendizaje San Lucas y María necesita voluntariado para sobrevivir. Animo a la gente a que forme parte de este proyecto comunitario tan transformador para toda la comunidad y para el barrio», indica Cabeza, que explica que para ser voluntario no hay requisitos y cualquier persona interesada en colaborar con el proyecto puede aportar su granito de arena.

Es el caso de Sara, Mari Cruz o Julio, que durante estos años han formado parte de esa legión de personas que, con su participación, han propiciado el intercambio de conocimientos, relaciones intergeneracionales y, sobre todo, la construcción de un sentimiento de pertenencia.

Así lo destaca Sara Merino, madre de una niña que acude al San Lucas, que relata que ser voluntaria, además de permitirle ser testigo del esfuerzo y la progresión del alumnado con el que trabaja, le hace sentir que forma parte de esa comunidad. «Es muy enriquecedor».

Orgullosa de pertenecer al voluntariado del San Lucas y María se muestra también Mari Cruz Caballero Pina, que resalta que en este centro toledano «se imparta enseñanza para formar personas».

«Empecé porque me lo comentó una amiga que trabajaba en el colegio. Invito a participar a todas las personas que quieran poner ese granito de arena para que tengamos un mundo más amable y más justo. Merece la pena. La infancia necesita esa atención», defiende.

Mientras, Julio Ugena, que lleva años colaborando, pone el foco en que en las comunidades de aprendizaje la competitividad entre el alumnado queda fuera. «Sería bueno extender este modelo a otros niveles educativos, porque necesitamos una sociedad más comprometida, más solidaria y menos competitiva».

De ahí que todos ellos animen a las personas que puedan estar interesada a involucrarse, para así ensanchar ese gran espacio que el San Lucas y María ocupa ya en el barrio antiguo de Toledo, con el convencimiento de que con el voluntariado «se recibe más de lo que se da».

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