Hibatulá Ajunzadá incluye al cannabis en la lista de narcóticos prohibidos por el movimiento fundamentalista

ISLAMABAD, 19 (DPA/EP)

El líder del movimiento fundamentalista talibán, Hibatulá Ajunzadá ha ordenado a todos los ministros y directores de las autoridades de facto de Afganistán que se abstengan incurrir en el nepotismo durante sus contrataciones y exigido el cese de cualquier responsable que haya llegado al cargo por ese camino.

La medida fue anunciada a última hora del sábado por la oficina del primer ministro talibán, Hasan Ajund, en un comunicado recogido por DPA en el que Ajunzada ordena a sus subordinados que despidan a sus hijos de los departamentos que dirigen.

Según expertos consultados por DPA, los altos responsables talibán designan por norma a allegados para ocupar puestos en los departamentos que dirigen, en un serio obstáculo para las promesas anticorrupción del movimiento fundamentalista.

En otro orden de temas, Ajunzada ha emitido en las últimas horas otro decreto que incluye al cannabis en la lista de narcóticos prohibidos por las autoridades talibán.

«El cultivo de plantas de cannabis está absolutamente prohibido en todo el país, y después de esto, nadie puede sembrar cannabis en sus tierras, de lo contrario, su cultivo será destruido», según el decreto, recogido por la cadena afgana Ariana.

En el decreto, se ordena al Ministerio del Interior y otras agencias de investigación que arresten y remitan a cualquier persona que infrinja la ley a los tribunales, donde se impondrá el castigo de acuerdo con la normativa islámica.

Ajunzadá decretó por estas fechas del año pasado la prohibición del cultivo de la adormidera, así como la extracción del opio a partir de ella, y el uso de alcohol y estupefacientes en todo el país con efecto inmediato.

Según los datos de Naciones Unidas, la cosecha de opio en Afganistán aumentó un ocho por ciento en 2021 en comparación con el año pasado hasta alcanzar las 6.800 toneladas, traducibles en 320 toneladas de heroína pura.

Los opiáceos afganos suministran a ocho de cada diez usuarios en todo el mundo, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), procedentes de un país que representó el 85% de la producción mundial de opio en 2020.